Vigilantes anónimos en el arte
Con el auge de las redes sociales, cada día aparecen más y más espacios que ofrecen una plataforma para denunciar todo tipo de actos indebidos, esto con el fin de hacer un llamado de atención y de ofrecer un espacio a la víctima para desahogarse y advertir a otras personas sobre comportamientos inaceptables. Hoy se quiere exponer el caso de las cuentas de denuncias anónimas que últimamente han salido a flote. Estas cuentas se fundamentan en algo muy específico: la confianza. La confianza que tienen algunas personas para denunciar sus casos y la confianza que se genera con el público para entender estas denuncias con legitimidad. Es obvio que, entre más número de seguidores, más será el aire de veracidad frente a todo lo que en la cuenta se exhibe. Instagram no se atreve a cerrar dichas cuentas porque estaría incurriendo en un claro acto de censura, y, además, se entiende que estas cuentas se manejan desde un alto nivel de interés social que busca justicia.
El mundo del arte no se queda atrás, a nivel de Latinoamérica, más específicamente en Perú, hay una cuenta en Instagram que va por el nombre de @killyourmacho. Hace unos días denunciaron al ilustrador Emanuel Medina Llerena, mejor conocido como “Emarts”. Varias mujeres se armaron de valor y contaron sus experiencias negativas con esta persona. Estas denuncias van desde acoso, manipulación e incluso abuso sexual. Medina, aprovechándose de su posición de poder y prestigio, engañaba a mujeres jóvenes con promesas de enseñarles arte e introducirlas en el campo. Así lo hizo con varias jóvenes quienes aseguran que no solo no cumplía sus promesas, sino que también se aprovechaba de ellas acosándolas de forma sexual e inapropiada. Hoy por hoy, gracias a las valientes mujeres que lo denunciaron, “Emarts” tiene su nombre manchado y es muy difícil que se pueda recuperar de esto, pues ya quedó tachado por su mal comportamiento dentro de la escena artística.
Hace poco el director de la galería Gagosian de Nueva York, Sam Orlofsky, fue retirado de su cargo, debido una serie de denuncias anónimas que fueron recogidas por dos cuentas en Instagram, de empleados tanto antiguos como actuales. Una de estas cuentas era @jerrygogosian que en primera estancia era una cuenta de carácter anónimo pero que, con el pasar del tiempo, se ha revelado la identidad de la persona detrás de la misma. Se trata de una mujer que estuvo vinculada a la galería en cuestión, y que de igual manera fue víctima de esta persona, lo que reafirma la seriedad de las acusaciones. Estas denuncias hablaban básicamente del mal comportamiento de Orlofsky, a quien se le acusa de acoso verbal y sexual. Nuevamente vemos cómo una persona en posición de poder se aprovecha de su status para actuar de manera inapropiada.
El problema es evidente, estas personas se creen intocables. Por eso la importancia que están adquiriendo estas cuentas de denuncias anónimas, ciertos actos no pueden quedar en la impunidad. El hecho de que estas cuentas sean tan grandes en cuanto a número de seguidores y público al que llegan es vital para generar una especie de “presión social” que obligue a actuar en contra de los acusados y a favor de las víctimas. La invitación es a no callar, no seguir alimentando este tipo de comportamientos y la creencia de que porque cierta persona está en una posición de poder se puede aprovechar de los demás de manera libre y sin consecuencia alguna.
Natalia Oviedo