Uribismo abstracto

En un estado poético, de altísima exaltación metafísica, el expresidente Alvaro Uribe se postró frente a la obra de arte compuesta de dos estatuas que representan a un hombre y a una mujer y, en un ejercicio de especulación, dijo «parecen decirme». Para Uribe las dos estatuas existen en el presente y le hablan del pasado, mejor aún, los contrastan, matizan el espacio en donde se albergan. Ellas, según él, le hablaron de una tal “seguridad democrática”, elogiando los efectos de esta. Uribe, como pocos críticos de arte, las hizo vivir, las hizo hablar e incluso les pidió algo: ayuda. Pequeño es el número de personas que dicen amar el arte que se hayan atrevido a tanto.

En una caricatura hecha por Ad Reinhardt, el artista elabora dos situaciones. En la primera, se nos presenta lo que se entiende por una pintura abstracta y, a su lado, un señorcito que nos mira y nos pregunta con gesto burlesco mientras señala el cuadro “Jaja, ¿Qué representa esto?”. Acto seguido, en la siguiente escena, el cuadro es animado con un gesto enfurecido de ceño fruncido, boca abierta y mirada incisiva, y le contesta “¿Qué representa usted?” El señorito, a punto de caerse de espaldas, alza sus cejas y lo mira sorprendido. En una edición de esta caricatura, la cual no sé si fue hecha por Reinhardt, aparece un pequeño texto debajo que dice lo siguiente: “Una pintura abstracta reaccionará a usted si usted reacciona a ella. Usted obtiene de ella lo que usted le trae […] Ella está viva si usted también lo está. Ella representa algo y usted también. USTED, SEÑOR, ES ESPACIO TAMBIÉN”

Tal parece que nuestro expresidente, como dicen por ahí, lo entendió todo. Si bien las dos obras se distinguen, académicamente, entre figurativa y abstracta, tal distinción es inexistente realmente, el contenido del video lo demuestra. Pese a que las palabras y las dos estatuas nos remiten a un espacio concreto, altamente figurativo, es fácil constatar que tal escenario es una abstracción delirante de la realidad. Y sí, el arte es delirio.

Lamentablemente, esta pieza audiovisual hecha por Alvaro Uribe, la cual se podría ver como una buena forma de escribir/hablar sobre arte, desde arte y con el arte, es, más bien, una pieza onanista abundantemente esteril. Algo que no produce nada más que una risa, una risa muy parecida a esa que se escucha al principio del video detrás de la voz de este gran comentarista político.

Ricardo Andres Chaves Jimenez